Mi confrontación con la docencia.
El principio de mi carrera como docente comienza en el año 89 cuando junto con mi servicio social en una vocacional (la 1) me contrataron un par de años a impartir las materias de lectura y redacción y métodos de investigación; sin embargo, me dedicaba más tiempo a la práctica del teatro, área para la que estudié y cursé la licenciatura.
Posteriormente, después de ver la dificultad con la que uno se “mantiene” en la actuación, decidí retomar las clases y logré entrar a una preparatoria particular llamada Instituto Mexicano de Bachilleres; ahí trabajé durante 7 años impartiendo las materias: Lectura y redacción, literatura (universal, mexicana e hispanoamericana) y métodos de investigación, además de que tuve la oportunidad de iniciar un taller de teatro y conseguí presentar algunas obras con ese grupo.
Entré a trabajar en el CEDART “Diego Rivera” en 1996 comenzando con la materia de Español en el nivel de secundaria para, más adelante, sumar las materias de Lectura y redacción, Literatura y Teatro, en el nivel de Bachillerato.
Como lo mencioné anteriormente, la primera razón por la que me inicié en la docencia fue la económica; sin embargo, al poco tiempo me di cuenta de que no me desagradaba y que me gustaba tratar con jóvenes, me resultaba sencillo comunicarme con ellos, hacerle sugerencias y llamarles la atención, sin tener ninguna fricción relevante. Conforme pasó el tiempo, me fui percatando de que no se me dificultaba preparar las clases, poner las actividades, etc., así que puedo decir, después de todos estos años, que las razones cambiaron y dieron lugar a un gusto y una convicción de hacerlo durante muchos años más.
Abordando mi papel como profesora, específicamente en el CEDART, primero quiero expresar mi gratitud al director que se encontraba al frente en ese momento, ya que gracias a él, entré a esta escuela. Aquí he encontrado la manera perfecta de desarrollar, no sólo mi carrera universitaria, sino también la carrera laboral que elegí; además de tener contacto con los muchachos que me retroalimentan de un forma muy gratificante. Me agrada ser profesora, he tenido muchas satisfacciones no sólo de tipo material, también y, sobre todo, de tipo espiritual. Ver cómo los jóvenes que pasan por mi clase, llegan a alcanzar sus objetivos más adelante, me produce una alegría que se ha repetido bastantes ocasiones.
Quiero comentar que la única experiencia que tuve con niños fue un curso de verano y no me fue nada bien, por lo que no quise intentar ni lo intentaré ya, dar clase en primaria. Creo que la vida me colocó en el nivel medio superior porque ahí me he sentido “como pez en el agua”.
Sé que carezco de una formación docente; pero no del todo, porque cuando yo estudié la Licenciatura, el plan de estudios se enfocaba a la educación teatral, es decir, que uno egresaba como profesor de teatro, así que no es del todo cierto que no traía, por lo menos, un poco de información y conocimientos acerca de lo que es la enseñanza. A pesar de todo, me he preocupado en estos años de tomar cursos que me ayuden en mi labor docente; estoy inscrita en Carrera Magisterial por parte de la Secundaria lo que me ha permitido tener acceso a ese tipo de cursos, que se dan cada año. También he tomado cursos que tienen que ver con el Teatro, porque de una u otra manera, sigue presente en mi vida. Esto me lleva a mencionar que una de los aspectos que hacen muy agradable mi trabajo, es el hecho de que las materias que imparto son diferentes entre sí y requiere de estrategias muy diversas que me empujan a renovarme día con día. Una semana de trabajo implica hacer improvisaciones en la materia de Teatro, análisis de texto en Literatura, comentar en clase y redactar narraciones o textos de otro tipo en Español y escuchar las participaciones de los alumnos en un debate dentro de Lectura y Redacción, así es que puedo decir muchas cosas de mi trabajo, menos que es aburrido.
Finalmente, debo decir que así como tengo satisfacciones, pues también hay algunas insatisfacciones, como sería el hecho de no tener, a veces, la posibilidad de ofrecer a mis alumnos, todas las alternativas y estrategias que facilitan el proceso de la enseñanza-aprendizaje. La escuela es pública y sabemos lo significa esto en México; la falta de recursos, de material adecuado, de espacios idóneos, afecta por supuesto el proceso educativo lo vuelve más difícil y complicado. Hay que estar buscando alternativas, estar “inventando” y sacando recursos y materiales de donde se pueda. El material didáctico no es suficiente y entonces me encuentro ante la dificultad de no tener el material para abordar ciertos temas que necesitan de más estrategias.
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Hola Gloria, es interesante tu confrontación en la docencia, consideró que día con día, haz logrado el reconocimiento de tus estudiantes pues se nota tu interés por el crecimiento académico de cada uno de ellos.
ResponderEliminarSaludos.